La pandemia demostró que gracias a las plataformas digitales podemos seguir nuestras vidas sin interactuar de forma presencial. Con sus miles de herramientas de formación, conectividad y oportunidades de transacción, Internet suplió el espacio dejado por el Covid-19, posicionándose como el principal canal de comunicación y educación.
Y si bien el potencial de Internet con los millones de tutoriales y material de formación es inmensurable, muchos jóvenes sacaron la peor parte: procrastinación, video juegos, adicción al chat, a la imagen y un porcentaje relevante perdió el interés por realizar actividades presenciales.
Al igual como en una dieta no dejamos de comer, sino que nos regulamos para elegir nuestras comidas, en este proceso desarrollaremos herramientas para decidir cómo ocuparemos nuestro tiempo.
Es un programa de cuatro etapas que se complementa con material de lectura, charlas, videos, ejercicios personales y desafíos y actividades familiares
El curso comienza explicando cómo se produce la adicción digital, para luego prepararnos física, mental y emocionalmente antes de dejar el hábito de revisar constantemente nuestras pantallas.
En la tercera parte decidiremos cuánto tiempo y qué tipo contenido debemos por nuestras actividades y trabajos ver, y comenzaremos a planificar qué tecnologías se podrían eliminar.
Y finalmente, una vez terminado el proceso de desintoxicación digital, incorporamos las tecnologías de una forma sana y balanceada.